Prólogo

En el principio no hubo tierra, ni orillas, ni frontera entre el cielo y el abismo. Solo existía el agua: profunda, sagrada, informe. Y en su interior, flotaba un sueño. Un deseo tan antiguo como el tiempo, tan suave como el primer latido. Ese sueño se llamaba vida.

Cuando el agua se cansó de estar sola, nació el primer sonido. Y con ese sonido, vino la forma. Una espiral, un pulso, una vibración que viajó por todos los rincones del silencio. Así despertaron los cinco elementos. Cada uno llevó una parte del sueño: el fuego su calor, el metal su resonancia, la madera su crecimiento, la tierra su memoria, y el agua... su infinito.

Desde entonces, el mundo se tejía y se destejía una y otra vez. Algunos lo llamaban creación, otros destrucción. Pero quienes podían ver más allá, sabían la verdad: todo era parte del mismo ciclo. Nacer. Transformarse. Renacer.

Esta es la historia de dos hermanas nacidas del sueño. Una, hija del abismo. Otra, hija de la luz. Ambas destinadas a recordar lo que fue olvidado. Ambas destinadas a sembrar un mundo nuevo.